qué hay tan natural como un sapo en el umbral de un cortijo en ruinas en medio de un erial naturalezas muertas en los confines del edén comarcales siniestras que abastecen el desdén ante la mirada errante de una puta en un burdel entonando villancicos sin quitarse el sostén condenados al asfalto y al trajín del tren rodeados de artefactos sin ver un amanecer anochece en la ciudad su colorido espectral ahora es un gato muerto lo que reposa en el umbral